jueves, 28 de abril de 2016

VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO: origen del cáncer de cuello uterino.

El cáncer de cérvix, o del cuello uterino, en la actualidad es el segundo cáncer más frecuente en mujeres después del cáncer de mama a nivel mundial (con aproximadamente 500.000 nuevos casos al año en todo el mundo) existiendo una mayor incidencia en países bajos y medianos según los datos obtenidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Qué es el cáncer de cuello uterino?


Es un tumor propio de las edades medias de la vida. Aproximadamente en el 47% de la población femenina con carcinoma invasivo de cérvix se diagnostica antes de los 35 años y a partir de los 65 años la probabilidad de padecerlo disminuye considerablemente.

Los mayoría de los cánceres de cuello uterino son carcinomas de células escamosas, es decir, de aquellas células que forman la superficie del cuello uterino y son delgadas y planas.

El principal causante de esta tumoración es la infección por el Virus del Papiloma Humano  (VPH) junto con otros factores de riesgo.

¿Qué es el VPH?

Los VPH comprenden un grupo de virus no envueltos, de ADN pequeño, que inducen verrugas o papilomas. Cada tipo es asociado preferentemente con una lesión  clínica específica y con un sitio anatómico preferencial por cada tipo de epitelio.

La transmisión del VPH es a través de las relaciones sexuales, y debido a los diferentes cambios en la sociedad y su evolución, su expansión se ha vuelto más sencilla debido a que la conducta sexual ha ido cambiando en el número de compañeros sexuales que se tiene y en el inicio temprano de las relaciones sexuales.

Sin embargo, existen diferentes tipos de VPH; entre las más comunes se encuentras el VPH-6 y el VPH-11 que representan al grupo de bajo riesgo causando normalmente verrugas benignas. Por otro lado, las cepas VPH-16 y VPH-18 pertenecen al grupo de "alto riesgo" y son las principales causantes del carcinoma uterino.

Es preciso entender que la infección por el VPH es causa necesaria para que una mujer desarrolle cáncer, pero no tiene por que ser exclusivamente esta. La mayoría de las mujeres infectadas por el virus eliminan esta infección gracias al sistema inmunitario; además, para que se produzca la infección, no solo se tiene que estar expuesto al virus, sino también a una serie de factores de riesgo como :
  • Inicio precoz de las relaciones sexuales y la presencia de varias parejas a lo largo de la vida (a mayor numero, mayor riesgo).
  • Situaciones de inmunosupresión, en la que nuestro organismo no pueda eliminar al VPH. Las personas inmunosuprimidas corren un mayor riesgo de infección por PVH y de padecer infecciones provocadas por un espectro más amplio de estos virus.
  • Consumo de tabaco
  • Haber padecido antecedentes de lesiones en el cuello uterino previas que supongan ser precursoras del cáncer de cérvix.

Signos y síntomas

La mayoría de las infecciones por VPH pasan desapercibidas al principio porque suelen ser asintomáticas y se resuelven de forma espontánea. Sin embargo, las infecciones causadas por el VPH-16 y VPH-18 pueden dar lugar a lesiones pre-cancerosas que evolucionarán a un cáncer de cuello uterino aunque es un proceso muy largo.

Los síntomas cancerosos suelen aparecer en fases muy avanzadas y pueden ser:
  • Sangrado vaginal irregular intermenstrual.
  • Sangrado vaginal anormal post-coito.
  • Dolor de espalda, piernas o pélvico.
  • Cansancio.
  • Molestias vaginales o flujo vaginal oloroso.
A pesar de que en mujeres con un sistema inmunitario normal, el cáncer tarda en desarrollarse de 15 a 20 años, es importante que en el momento que se tenga picores vaginales, aparezcan verrugas o el flujo vaginal cambie de olor, color y textura, se acuda a la matrona para realizar una citología y obtener un diagnóstico precoz y tratamiento adecuados.

¿En qué consiste el diagnóstico precoz?

El método empleado para detectar la presencia del virus o lesiones que puedan desencadenar en cáncer de cérvix, el la citología. Su inclusión como prueba sistemática en los distintos programas de salud, ha permitido la reducción de la mortalidad de dicho cáncer de un 50%.
Esta prueba consiste en la toma de muestra de tejido del cuello, generalmente mediante 3 tomas de zonas diferentes.

Otra prueba es el "Test de HPV", que consiste en un estudio de la biología molecular que permite detectar la presencia del ADN de este virus en las células del cuello uterino, de tal forma que si dicho test resulta negativo, existe menor riesgo de desarrollar la neoplasia (recordar que la infección por el virus el el requisito indispensable para que surja el cáncer de cuello de útero).

En España en la actualidad existe un programa de detección que varía en función de la edad. 



¿Qué tratamiento existe?

La PREVENCIÓN es la principal medida que hay que tomar contra el VPH 
Las relaciones sexuales que se tienen han de ser higiénicas, empleando la protección adecuada (Ver: PROTÉGETE, PROTEGEL@: Enfermedades de Transmisión Sexual). 

Existe también una vacuna para la protección contra el Virus del Papiloma Humano, pero solo abarca los tipos 16,18, 6 y 11, es decir, que a pesar de no proporcionar protección completa contra el virus, si lo hace sobre aquellas cepas que provocan el 70 % de los cánceres. No olvidar que la vacuna es una profiláxis, es decir, es una protección para prevenir la infección por el VPH, pero eso no quiere decir que no exista el riesgo de infección y sobre todo NO es una cura.

En el caso de presentar lesiones precursoras que pudieran degenerar en neoplasia, se procederá a la escisión de las mismas. 
Por último, en el caso de presentar cáncer de cérvix, el tratamiento definitivo consiste en la extirpación quirúrgica del útero y cuello (histerectomía simple)

¡RECUERDA QUE NO HAY MEJOR TRATAMIENTO QUE LA PREVENCIÓN, Y EN ESTE CASO PODEMOS ACTUAR SOBRE ELLO!


viernes, 8 de abril de 2016

COLOSTOMÍAS: ¿Qué y cómo debo comer?

Hace unas semanas os hablamos sobre los cuidados que precisa un paciente colostomizado (ver: COLOSTOMÍAS: cuidados diarios) y hoy os hablaremos del tipo de alimentación que se recomienda seguir.

Recordemos que un paciente ostomizado es aquel al que se le ha realizado una apertura de una víscera hueca al exterior, para eliminar los productos de desecho del organismo, esta apertura se le denomina estoma.
Dependiendo del nivel al que se realice puede ser ileostomía (cuadrante inferior derecho), colostomía transversa (cuadrante superior izquierdo o derecho) y colostomía sigmoidea (cuadrante inferior izquierdo).

Los cambios que se producen en el intestino por la extirpación pueden tener consecuencias como por ejemplo un mal aprovechamiento de agua y los minerales, alterar la motilidad intestinal presentando diarrea o estreñimiento y la aparición de gases.
Todas estas consecuencias son las que preocupan a los pacientes por la forma en la que pueden influir en su vida cotidiana, pero se pueden disminuir siguiendo una nutrición adecuada.

Recomendaciones en la dieta de pacientes ostomizados.
  • La dieta no ha de ser estricta. Tras la operación los alimentos se van introduciendo poco a poco y se va modificando la dieta progresivamente hasta una normal.
  • Es importante comer despacio y masticar bien, con la boca cerrada evitando asi la formación de gases.
  • Conocer los alimentos que pueden producir olores ofensivos.
  • Evitar ayunar y saltar comidas ya que así aumentará las evacuaciones acuosas y la formación de gases.
  • Beber una cantidad de agua suficiente (2-3 litros).
  • Moderar la ingesta de grasa en las comidas.
  • El consumo de tóxicos como el tabaco y el alcohol producen alteraciones en el apetito y por tanto alteraciones nutricionales.
  • El alcohol puede interferir en el proceso de absorción de ácido fólico, vitamina B12, zinc, magnesio, etc.

Alimentos que aumentan la formación de gases y el mal olor.
  • Judías, lentejas, fréjoles y otras legumbres.
  • Col, rábano, cebolla, brócoli, coliflor, pepino.
  • Ciruelas pasas, manzana, plátano.
  • Cereales con salvado, alimentos con elevado contenido en lactosa.
  • Edulcorantes artificiales (sorbitol y manitol).
  • Alimentos con elevado contenido en grasas.
  • Cebollas y ajos.
  • Espárragos y alcachofas.
  • Cervezas y bebidas con gas.
  • Especias.

Alimentos que evitan el mal olor.

Por ejemplo la mantequilla, los yogures, el queso fresco, cítricos, perejil, menta, etc.


Se aconseja que la dieta sea equilibrada con frutas, verduras, pescados, aves, pastas, arroces, leche y derivados.